Vírgenes, zombis y Navidad

¿Con qué me quedo? Entro en el super, aún están sonando los Clavelitos para las vírgenes del lugar, mientras se exhiben. para que el cliente los adquiera, suculentos buñuelos y... !Oh sorpresa! al lado de la buñolería hay una zona en la que me venden calabazas para dar de comer a los zombis. Que no Martínez -me susurra mi acompañante- que son para iluminar la noche del Halowen !ahhh !.  Al lado de las calabazas y terroríficos disfraces para honrar tan sagrada fecha !Pardiez !aparecen los turrones con sus polvorones y los rocheros y demás mamandurria navideña, sólo falta en el ambiente, el soniquete repetitivo de los irresistibles villancicos para tener el trio completo con Vírgenes, Zombis y Navidad remezclado todo, como para otorgar un falso e infeliz alimento, un insípido caldo horteril con el que amamantar los días y las noches de la masa. Qué rápido vamos, con esta mezcla, no sé como podemos digerirlo todo sin vomitar.

Acabada la compra, veo -sin que por dentro me arranque ningún tipo de ilusión ni de admiración-  que ya han colgado los adornos navideños en mi barrio y a mi, como que me huele que los descolgaron ayer.

Las vírgenes acaban de irse no queda ni una y, pegado al clavelitos el Hallowen que se nos ha subido hasta las narices y parece que también  muy  integrado en el sistema educativo. A tragar padres y abuelos cuando los niños te preguntan: “¿ De qué te vas a disfrazar abuelito en la gran fiesta del terror, de muerto viviente o de vampiro?”. Y yo que pensaba regalarles a mis nietos un “rosari “con la patena de calabaza ensucrada y ellos me piden una calabaza entera, con agujeritos, para iluminar la noche del monstruo importado y, Dios sabrá, de qué zona del lado oscuro de la mente humana. En fin, dicen que todo es cultura, faltaría más, pero, aún así, como que me da la impresión que hacemos demasiado caso a lo que nos llega y olvidamos mantener y fomentar la nuestra.

En la noche de hallowen o de  los muertos vivientes, no pienso asistir a ninguna fantochada ni terrorífica fiesta de las que se anuncian, puestos a elegir, prefiero asistir a la Conferencia que mi buen amigo Juan Antonio Darder ofrecerá el 31 de Octubre en Sóller, mi pueblo y el suyo, a partir de las seis de la tarde en el salón de actos de Ses Escolàpies bajo el lema: “Indicis d'esperança; una reflexió entorn la trescendència de l'ànima”.  Seguramente que obtendré más luz y esperanza con la conferencia de mi amigo que la luz de cementerio que puedan dar todas las calabazas del hallowen.

Olvidaba decirles, que antes de salir del super me fije en la oferta de patatas. Pues, ni buñuelos, ni calabazas, ni polvorones puestos a engordar, elegí las patatas de la Puebla sabrosas donde las haya y a buen precio, por lo menos me haré un tortilla española que para eso siempre quedan un par de huevos.

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