El puerto de Palma sigue afinando su cambio de imagen. El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) ha decidido poner orden en varias carpetas pendientes antes de cerrar el año y avanzar detalles de los cambios que transformarán el puerto en 2026. Entre las medidas aprobadas destaca el golpe definitivo a las famosas party boats del muelle de las golondrinas. A ello se suma la ampliación de la concesión del Club Nàutic Portitxol y la aclaración, por fin, del futuro del Real Club Náutico de Palma (RCNP).
La primera decisión afecta de lleno a las golondrinas que operan en el histórico muelle frente al Auditorium. La APB quiere que esa franja del paseo Marítimo deje de ser sinónimo de quejas vecinales y vuelva a encajar con la vida del puerto. Por eso sacará a concurso la gestión de los amarres de la terminal de Tráfico Local, donde operan estas embarcaciones, con una condición que marca un punto y aparte: quedan vetadas las party boats, las naves inscritas en el registro turístico que organizaban fiestas con música a bordo. A partir de ahora, solo podrán operar barcos de lista segunda, es decir, buques mercantes destinados al transporte de pasajeros.
FIN A LOS ACTOS VANDÁLICOS DE LOS 'PARTY BOATS'
La medida llega tras meses de protestas por ruidos, molestias y actitudes incívicas. “Actos vandálicos, sensación de colapso y mala imagen del puerto y de la ciudad”, ha enumerado el presidente de la APB, Javier Sanz, como parte de las reclamaciones ciudadanas que han llevado al organismo a actuar. La decisión se complementará con una ordenanza cívica ya en exposición pública que regulará el comportamiento en el recinto portuario.
El concurso incluye 17.000 metros cuadrados de dominio público —muelle y espejo de agua— y reserva amarres para el futuro Bus Nàutic, el servicio marítimo que conectará distintas zonas del puerto con la ciudad. Además, el adjudicatario tendrá obligaciones poco habituales en una concesión portuaria. Deberá programar actividades culturales y familiares, desde teatro infantil a viajes gratuitos para escolares, con el objetivo de dinamizar la zona fuera de temporada. También se premiarán propuestas con mejoras ambientales, como el uso de materiales que fomenten la vida marina o la autosuficiencia energética. El plazo máximo será de diez años, con tasas que parten de 192.177 euros anuales.
AMPLIACIÓN DE LA CONCESIÓN DEL NÀUTIC PORTITXOL
Tras la sacudida en el paseo Marítimo, el foco se desplaza hacia el Portitxol, donde la APB ha aprobado una prórroga de 15 años para el Club Nàutic Portitxol, acompañada de una ampliación de su concesión con más de 12.000 metros cuadrados de espejo de agua para reordenar y modernizar la dársena. La renovación, que extiende la concesión hasta 2040, exige al club una inversión cercana a los 10 millones de euros, destinada a nuevos pantalanes, un varadero, sistemas de balizamiento y mejoras ambientales y de seguridad.
La APB pone aquí el acento en la función social y formativa del club, que deberá reforzar su papel en la enseñanza náutica, el deporte base y el acceso ciudadano a embarcaciones de pequeña eslora, sin fines lucrativos. La integración puerto-ciudad vuelve a ser un eje clave. El proyecto contempla mejoras peatonales, eliminación de barreras y coordinación con futuras intervenciones urbanísticas en el entorno.
DECISIÓN FINAL SOBRE EL RCNP
En este sentido la APB ha decidido que no recurrirá ante el Supremo la sentencia del TSJIB que reconoce al Real Club Náutico de Palma el derecho a una concesión de 20 años. El organismo portuario otorgará al club una ocupación transitoria para evitar que cese su actividad mientras se formaliza la prórroga, garantizando así su continuidad sin más sobresaltos.
