Muro volvió a ser Muro. Tras ocho años de silencio, la Monumental abrió de nuevo sus puertas y lo hizo con un lleno clamoroso que hablaba por sí mismo: el aficionado mallorquín aguardaba con ansia este regreso. Desde temprano se palpaba en las calles la expectación de los días grandes, y cuando el paseíllo arrancó, la plaza era un hervidero de emociones contenidas, de recuerdos reencontrados, de ilusión compartida.
La corrida comenzó con la sustitución ya anunciada: Morante de la Puebla, lesionado, cedía su puesto a David de Miranda, que debía además lidiar primero y cuarto por un compromiso ineludible en América. Esa doble responsabilidad, lejos de pesarle, le sirvió de acicate.
DAVID DE MIRANDA
Abrió la tarde “Serrano” de Álvaro Núñez un negro listón, bajo y bien hecho, de cornamenta recogida pero seria. Toro pronto y humillador en los primeros tercios, que permitió a David de Miranda templarse desde el capote. No fue sobrado de fuerza, pero sí de nobleza; embestía con franqueza y cierta dulzura en la muleta. Fue precisamente esa docilidad la que el onubense aprovechó para hilvanar una faena de firmeza y suavidad, coronada con una estocada que valió las dos orejas. Fue faena de temple y mando, rubricada con la espada y premiada con dos orejas que marcaron el tono de la tarde.
En el cuarto, “Bravucón” de El Pilar, -un castaño bragado meano, serio por delante, con buena cornamenta acapachada- David de Miranda aprovecho la codicia del astado en los primeros tercios, la embestida brava y repetida en la muleta. El de Huelva lo entendió con mando, bajándole la mano y ligando muletazos largos y templados. Fue faena rotunda y maciza, muy por encima de las condiciones del toro, y acabó con otra estocada certera. Dos orejas y puerta grande asegurada.
JAVIER CONDE
Javier Conde, en su trigésimo aniversario de alternativa, aportó la madurez de su estilo. Toreó a compás, con ese aire suyo que mezcla clasicismo y serenidad. No fue tarde de premios materiales para él, pero sí de reconocimiento, Con su primero, de nombre “Corchuelo” -un colorado ojo de perdiz, abierto de pitones de Román Sorando, que salió abanto de inicio y que no terminó nunca de entregarse- Javier Conde supo lidiarlo con sus arreones y embestidas discontinuas. Tuvo nobleza a ratos, pero le faltó recorrido y le sobraron miradas al tendido. El malagueño tiró de oficio, de ese poso suyo inconfundible, y lo despachó con dignidad, saludando una ovación sincera.
Con “Rumbero”, el sobrero de Núñez del Cuvillo -un jabonero sucio, alto de agujas y algo basto de hechuras, con más ímpetu que clase- Javier Conde toreó con suavidad de capa y muleta templada, aunque siempre sin que el toro se entregara del todo. Faena de detalles, más plástica que rotunda, premiada con otra ovación.
MARCO PÉREZ
Y entonces llegó el turno de Marco Pérez. El joven salmantino, con apenas diecisiete años, afrontó la cita con valentía. Le tocó en suerte un burraco claro, terciado, que salió con brío y movilidad. Tuvo nobleza y clase en sus embestidas, pero acusó cierta falta de fuerza en la muleta. A Marco Pérez le correspondió extraerle lo mejor: toreó con temple exquisito, sin brusquedad, cuidando al animal y ganándose al tendido. Tras pincharlo antes de la estocada definitiva, la faena quedó en ovación con saludos.
Con el que completó el encierro -un negro zaíno, largo y algo deslucido en su embestida, poco colaborador, con medias arrancadas y mirada distraída- fue más complicado y Marco Pérez se esforzó en arrancarle algún muletazo con limpieza, aunque la faena no pasó de los destellos. El público valoró la entrega y lo despidió con palmas.
La tarde, en suma, fue un éxito rotundo. Más allá de los trofeos, lo memorable fue la atmósfera: el silencio respetuoso en los lances hondos, el rugido tras las estocadas certeras, el bullicio de la alegría cuando se abrían las puertas del triunfo. Muro demostró que sigue siendo tierra de toros, que la tradición no estaba dormida sino a la espera, y que el toreo aún es capaz de convocar multitudes y emociones verdaderas en Mallorca.
Ficha de la corrida
Plaza de toros de Muro. Domingo 14 de septiembre de 2025. Corrida de toros del regreso -organizada por la empresa Balears Cambio de Tercio- tras ocho años de inactividad. Lleno absoluto.
Toros de Álvaro Núñez, Román Sorando, Núñez del Cuvillo (2º bis), El Pilar, Garcigrande, El Capea y Monte la Ermita, de juego variado.
- Javier Conde: ovación y ovación.
- David de Miranda (en sustitución de Morante de la Puebla, lidió 1º y 4º): dos orejas y dos orejas.
- Marco Pérez: ovación y dos orejas y rabo.
Incidencias: David de Miranda modificó el turno de lidia por compromisos de viaje. La plaza fue remozada previamente para la reapertura.