Los dirigentes manirrotos que nos han llevado al abismo, el melífluo expresidente Francesc Antich y el inquisidor exconseller de Economía Carles Manera, han utilizado el contraataque como arma arrojadiza para defenderse de la nefasta política económica y social que llevaron a cabo en la Comunidad en los últimos cuatro años. Los despilfarradores de la legislatura pasada, entre los que habría que añadir en lugar preferente a la inefable Francina Armengol, han acusado al presidente José Ramón Bauzá de inflar las cifras de la deuda del Govern y lo han calificado de “demagogo” y “catastrofista” por hablar de cifras deficitarias “muy exageradas”. Antich y Manera, el dúo de la deuda, han ido más allá en su ataque contra Bauzà y han declarado que a los bancos y entidades financieras les resultará imposible prestar dinero a la Comunidad, “si les dices que no puedes pagar las nóminas y a proveedores”, como si el nuevo presidente fuera el culpable del derroche de 2007 a 2011. Manera, un personaje maquiavélico y dañino tanto en lo económico como en lo social -Germà Ventayol destapó su comportamiento inquisitorial durante la legislatura del último Pacte- ha centrado todas su críticas en el presidente Bauzá y ha dejado fuera de ellas a su sucesor, en una pura estrategia de derribo del líder balear. Antich, por su parte, ha quedado retratado como el dirigente escaso de recursos que es al enseñar brazo en alto la foto del acto de la transmisión de poderes en el Consolat y en la que ambos aparecen sonrientes y que ahora utiliza para desacreditar a un Bauzà que ni por asomo podía conocer entonces el agujero de la Comunidad. En el supuesto de que las cifras sean las que Antich y Manera dicen que son, lo cierto es que la deuda y el déficit de los organismos oficiales de Baleares seguirían siendo más que preocupantes porque nos siguen colocando en una posición crítica por haber superado con creces en los 6 primeros meses los límites que tenían para 2011.
Pudiera ser cierto también que alguna entidad financiera estuviera ahora molesta por los mensajes de Bauzá, Salom e Isern, pero los responsables de los bancos y cajas en las Islas ya estaban moscas desde hacía años con la política económica que Antich, Manera, Armengol y Calvo venían llevando a cabo desde 2007. Los dirigentes del Pacte, como los de otras comunidades gobernadas por la izquierda y alguna del PP -la valenciana, por ejemplo- despilfarraron el dinero a espuertas en línea con la tesis de la exministra Carmen Calvo, para quien el dinero público no es de nadie, y así lo constataron los asistentes bancarios a las reuniones en el Consolat. Uno de los representantes de una entidad financiera ahora fusionada que debutó en una de esas reuniones con Antich y Manera y que acompañaba a su jefe inmediato le dijo a éste nada más concluir el encuentro, allá por mayo de 2008, que el perfil de los dirigentes no podía ser más bajo y que “no estamos en buenos manos”. Está por ver el nivel de los actuales dirigentes, si están o no capacitados para gestionar una Comunidad muy endeudada, para tomar decisiones valientes en educación y en gastos superfluos como las televisiones públicas; pero el de sus antecesores es evidente, real: unos gestores inexpertos, manirrotos y muy sectarios.





