Como se nos ha informado, el Gobierno limitará a partir de enero de 2017 los pagos en efectivo a 1.000 euros a partir de enero.
La reducción, respecto al importe permitido hasta ahora es importante. De 2.500 euros hasta 1.000 significa una reducción de un 60%, un porcentaje elevado que muestra los intereses, no ya del Gobierno español, sino de grupos de presión a nivel mundial.
Con esta medida, se marca una voluntad y se previsualiza una senda que nos llevará irremediablemente hacia la desaparición del dinero en efectivo. Los países nórdicos, marcan de nuevo la iniciativa: en Suecia, el 95% de las transacciones de venta al por menor se realizan sin dinero en efectivo y en Dinamarca, desde enero de este año, las tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes pueden obligar a pagar con tarjeta o móvil.
Recordemos que en mayo de este año de este año, el Banco Central Europeo anunció la progresiva desaparición de los billetes de 500 euros.
Con la excusa de erradicar las actividades ilegales, el camino está trazado. Primero desparecerá el dinero en efectivo y luego las tarjetas de crédito. Nos veremos obligados a utilizar solo dinero electrónico, probablemente a través del teléfono móvil o a través de otro dispositivo digital. Entonces el "Gran Hermano" está asegurado. Dejaremos rastro de qué compramos, a qué hora, cuánto nos gastamos y si hemos llegado al máximo de nuestra capacidad de compra. No solo Hacienda tendrá toda nuestra información. Pasaremos a formar parte del Big Data y seremos blanco para acciones comerciales de todo tipo. Y, si no, al tiempo...