El actual dueño del Bar España, Mateu Martorell Marquès, vino al mundo el 31 de agosto de 1939 y lo hizo casi casi dentro de este establecimiento. "Yo nací en el bar, bueno, justo encima, en el primer piso", señala con una sonrisa.
Ambos espacios están interconectados internamente a través de una escalera de caracol y comparten varias estancias, por lo que la afirmación de Mateu no es exagerada en absoluto. "Cuando yo aún llevaba pañales, ya gateaba por aquí dentro", prosigue. Su padre se había hecho cargo de este local en 1929, tras habérselo comprado al anterior propietario, que tenía el apodo de 'Vinagre', de ahí que el Bar España sea conocido también todavía hoy como Can Vinagre.
Desde hace ya varios años, el primer piso y el bar, ubicados en el número 31 de la calle Oms, son por completo propiedad de nuestro interlocutor, quien tomó las riendas del negocio en 1973. "Durante un tiempo viví en una vivienda que había adquirido en la Plaça dels Patins, pero luego la alquilé y pasé a residir de manera ya estable en la calle Oms", aclara, para concretar: "Siempre he vivido en esta barriada". Su vinculación habitacional con la Plaça dels Patins estaba relacionada con el hecho de que Mateu fue en su momento el principal promotor del Espanya Hoquei Club, que en sus orígenes jugaba en dicha plaza.

EN LA INFANCIA
Mateu empezó a trabajar muy pronto, al igual que muchos otros integrantes de su generación. "De niño, repartía hielo a las personas de esta zona que en aquellos años tenían nevera", rememora.
Además, los sábados por la mañana abría la consulta de un médico de cabecera antes de que el doctor llegase y empezase a pasar visita a sus pacientes. "También ayudé luego a un representante de ropa y de souvenirs, llevándole la maleta cuando realizaba su labor por Palma", explica.
Fue ya en la adolescencia cuando inició su etapa laboral en el Bar España de manera estable. "Cada mañana llevaba bocadillos a los empleados del Montepío laboral, que estaba situado en la confluencia de las calles Font i Monteros y Reina Esclaramunda", expone. Cuando llegaba el mediodía se desplazaba al mismo lugar con una bandeja de cortados, que ofrecía a dichos trabajadores. "Quienes consumían los cafés no me pagaban en aquel momento, sino a final mes", especifica a continuación.
ESPANYA HOQUEI

Cuando uno se adentra hoy en la Plaça del Patins —cuyo nombre real es el de Plaça Bisbe Berenguer de Palou—, lo primero que divisa es la antigua pista del Espanya Hoquei Club, una entidad que, como se ha indicado, tuvo entre sus principales impulsores a Mateu.
Fue en 1971 cuando varios vecinos aficionados al deporte decidieron montar el Espanya Hoquei Club, en principio sólo para los niños de la barriada, sin sospechar que, con el tiempo, dicho club incluso llegaría a estar a las puertas de jugar en Primera División. Así lo recuerda de nuevo Mateu, que lleva ya cuatro décadas como presidente de esta reconocida entidad.
El citado club se reconvirtió deportivamente a mediados de los años noventa, centrándose ya sólo en el novedoso hockey en línea. A partir de entonces, alcanzó sus mayores éxitos precisamente con esta modalidad. "Ganamos varias ligas y copas del Rey, y hemos sido dos veces subcampeones de Europa", rememoraba Martorell en una entrevista anterior con mallorcadiario.com. En la actualidad, el equipo juega en el Velòdrom Illes Balears o en el Poliesportiu Joan Seguí de Son Rapinya.
AÚN EN ACTIVO
El hockey por una parte y el bar por otra han sido las dos grandes pasiones de Mateu. Quizás por ello ha permanecido siempre soltero y no ha tenido hijos. Según nos cuenta, nunca tuvo una pareja fija, aunque sí "un par de amistades". Otro dato biográfico de su juventud que nos da a conocer es que hizo el servicio militar en Melilla, en concreto en el arma de Infantería.
"No me he casado porque me he dedicado quizás más al trabajo en el bar", reconoce. A sus 86 años, todavía va cada día al local, donde habla con sus empleados y con los clientes. "Y si en un momento determinado hay mucha gente, también sirvo cafés y cervezas", dice con orgullo. Así ha sido cuando hemos llegado esta mañana al establecimiento. "Mientras me pueda seguir valiendo por mí mismo, cada día bajaré al bar", apostilla.
Uno de los secretos del gran éxito de su negocio en el pasado y en el presente es la calidad de su café. "Los clientes nos suelen comentar que en otros bares el café con leche no es tan rico como aquí", enfatiza, para añadir: "En lugar de tener sólo una clase de café, tengo dos o tres, que mezclo en un bote y por ello me sale un café muy bueno".

PARA EL PEATÓN
Mateu es también el presidente de la Asociación de Comerciantes de la calle Oms. De hecho, ya lo era hace casi cuatro décadas, cuando en 1989 el entonces alcalde de Palma, el socialista Ramón Aguiló, planteó la peatonalización de la calle. "Yo estaba a favor de esa idea", confirma.
La citada propuesta fue debatida a fondo por los afectados y finalmente aprobada por la Asociación de Comerciantes en febrero de 1990, si bien por un margen bastante estrecho, con 31 votos a favor, 23 en contra y dos abstenciones. "Todavía guardo la lista de los que dijeron que 'sí' y de los que dijeron que 'no' en aquella votación", declara con un punto de ironía.
El siguiente paso fue el inicio de las obras de peatonalización, que durarían varios meses. Finalmente, en diciembre de 1991 el entonces nuevo alcalde de la ciudad, el popular Joan Fageda, inauguró la nueva configuración de la calle Oms como vía ya completamente peatonal. "Fue un cambio importante", resume el dueño del Bar España.

NUEVOS TIEMPOS
Le preguntamos a Mateu, por último, cuál es su valoración de los servicios municipales en su barriada en estos últimos años. "En materia de limpieza y de mantenimiento estoy satisfecho", asevera, aunque le gustaría que, paralelamente, hubiera "una mayor vigilancia policial en la zona, especialmente en la Plaça dels Patins, en donde últimamente se reúnen grupos de jóvenes muy ruidosos". Por lo que respecta a su percepción actual de Palma en su conjunto, evita pronunciarse de manera justificada. "La verdad es que no me muevo más allá de la calle Sant Miquel", confiesa.
Una trayectoria profesional tan dilatada como la de Mateu hace que pueda tener una perspectiva temporal muy amplia no sólo de Ciutat, sino sobre todo de su propio barrio. "Los clientes han cambiado mucho", subraya. "En tiempos de mi padre, el Bar España era el único café que había en la barriada y aquí organizábamos fiestas y otras actividades", contextualiza seguidamente.
"Ahora hay muchos bares y, además, queda ya muy poca gente propiamente de la barriada", prosigue, añadiendo que la mayoría de sus clientes actuales son transeúntes y oficinistas. "En la actualidad, hay muy poca gente fija que viva en la barriada", concluye con una innegable melancolía.
Aun así, cuando uno entra hoy en el Bar España, puede percibir que es un establecimiento con el que sus clientes se identifican plenamente, porque valoran que todavía queden en Palma antiguos negocios tradicionales regentados por personas que, como Mateu Martorell, conocieron otra manera de vivir y un ritmo de vida seguramente mucho más sosegado que el actual.






